viernes, 16 de septiembre de 2011

La otra orilla

La marea sigue subiendo,
me arrastro con ella;
soy presa de sus profundidades,
de tus lamentos amargos, y sin rumbo.
La noche apuñala mis deseos,
y mis ganas de abrazarte.
Quiero comprobar que sigues vivo,
y que sientes cosquillas en los pies.
Tampoco yo espero ya nada,
o muy poco,
pero mi sueños son imprevisibles y caóticos,
y en ellos,
a veces, apareces tú.

En la otra orilla estoy.
Espero.