sábado, 26 de noviembre de 2011

Del olvido y la memoria

"Quiero descubrirte toda mi vida, la verdadera, que empezó el día en que te conocí. Antes había sido sólo algo turbio y confuso.." 
S. Zweig.; Carta de una desconocida, Acantilado, 2005, p.8 




¿Qué buscamos con el reconocimiento del otro?, ¿acaso la singularidad que nos caracteriza?

En Carta a una desconocida, la protagonista no es reconocida, por tanto, recordada. No reconocer es no conocer, es decir, no valorar. En todos los momentos, -cuatro exactamente-, ella pasa por las manos y caricias de un hombre cuyo nombre, R., no está personalizado,...¿podría ser cualquiera?

No ser reconocido es ser transparente para el otro, invisible: la mayor crueldad si uno está enamorado. Y ella lo está. De un hombre que olvida su cumpleaños, "ese día en que uno siempre piensa en sí mismo"(p. 65). Pero ella lo ama como es:
"[...] te quiero tal como eres, ardiente y distraído, olvidadizo, entregado e infiel, te quiero así, sólo así, como siempre has sido y como aún eres" (p.40).

¿Cómo conocemos al otro?, ¿de qué manera? Por el reflejo que desprende, y proyecta en nosotros. Somos una milésima parte de lo que mostramos. Es imposible ser otro, el límite está en nuestra piel: no podemos arrancárnosla. Lo poco que sabemos de R. está descrito en la carta que ella le envía:
"Porque a ti, ciertamente, sólo te gustan las cosas fáciles, juguetonas, nada pesadas, tienes miedo de inmiscuirte en un destino ajeno. Lo que quieres es entregarte a todos, al mundo, no quieres ninguna víctima" (p. 38).

¿Es posible que alguien nos conozca más que nosotros mismos? Sí, mediante el examen, y la observación, de las que R., a mi parecer, adolece, y que ella ha desarrollado. Una falta de autoconocimiento, y observación, -que no miradas-, nutre la vida de R., rica en experiencias, viajes, aventuras, pero escasos recuerdos. Su inconsciencia no es fruto de la maldad, pero sí de lo que Sartre llamaría "existencia inauténtica" o mala conciencia, que entre otras cosas se caracterizaría por una despreocupación por el mundo que nos rodea. ¿Es legítima esa despreocupación, podemos tolerarla?, ¿estamos continuamente obligados a tomar decisiones? Para bien o para mal, la última pregunta sería afirmativa, pues incluso no tomar una decisión es ya tomarla. Pero, ¿podemos decidir engañarnos?, ¿qué es el autoengaño?, ¿hasta qué punto nuestra vida es una ficción?, ¿hay vidas verdaderas y vidas inventadas? Se puede considerar a R., un ser frívolo, inconstante, incapaz de reconocer un rostro, pero, ¿y ella?, ¿no ha vivido toda una vida recreando un amor?, ¿no ha renunciado a todo por un "sueño infantil", en espera de que él la llame por "primera vez" aunque sea para una "única y posible hora". ¿Puede valer tanto una persona, la "vida verdadera" de otra?, ¿qué sentido tienen estas vidas?

"[...] no quiero volver a mirarlo para no volver a tener esperanzas, no quiero engañarme otra vez" (p. 7)






viernes, 18 de noviembre de 2011

El ojo

"Kashmarin se había llevado otra imagen de Smurov. ¿Importa cuál? Porque no existo; lo que existe son los millares de espejos que me reflejan. Cada vez que conozco a alguien, aumenta la población de fantasmas que se parecen a mí. Viven en alguna parte, se multiplican en alguna parte. Sólo yo no existo. Sin embargo, Smurov seguirá viviendo por mucho tiempo. Los dos muchachos, aquellos alumnos míos, envejecerán y alguna que otra imagen mía vivirá en ellos como un parásito tenaz. Y luego llegará el día en que morirá la última persona que me recuerde. Mi imagen, un feto de ese último testigo del delito que cometí por el simple hecho de haber nacido. Tal vez una historia casual sobre mí, una simple anécdota en la que aparezco yo, pasará de él a su hijo o a su nieto, y así mi nombre y mi fantasma aparecerán fugazmente aquí y allá por un tiempo más". 
V. Nabokov., El ojo, Anagrama, pp.106-107





Asistimos desde el principio a una historia no lineal, fragmentaria y extraña. Si como decía el propio Nabokov, “todo gran escritor es una gran embaucador, él ha de serlo. Escritor digo, pues nos engaña y despista desde la primera página de esta breve novela de algo más de 100 páginas. Es la historia de un hombre que se ha doblado o desplegado en dos. Pero es mucho más que eso: un relato que juega con la identidad y el concepto que tenemos de nosostros mismos, además de la imagen que proyectamos a los demás. Un juego de espejos, de personajes contradictorios (¡a agradecer!), cambiantes, difusos...

Se advierte no leer la contraportada para mayor deleite, aunque su mayor envergadura y admiración “no está en el misterio sino en el esquema” (p. 13). Como admirador de Borges y Joyce (aunque de este último decía literalmente que no había aprendido nada), comparte con ellos el placer de molestar al lector con trucos y juegos de palabras, y puzzles.







viernes, 16 de septiembre de 2011

La otra orilla

La marea sigue subiendo,
me arrastro con ella;
soy presa de sus profundidades,
de tus lamentos amargos, y sin rumbo.
La noche apuñala mis deseos,
y mis ganas de abrazarte.
Quiero comprobar que sigues vivo,
y que sientes cosquillas en los pies.
Tampoco yo espero ya nada,
o muy poco,
pero mi sueños son imprevisibles y caóticos,
y en ellos,
a veces, apareces tú.

En la otra orilla estoy.
Espero.

domingo, 19 de junio de 2011

Señales

Se miró en el espejo y empezó a quitarse la piel. Primero fue de poquito a poquito, hasta arrancársela a trozos, la última a bocados. Ahora que no tiene imagen, ni encuentra arrugas en ella, ni marcas, ni cicatrices, sonríe. Lo que no sabe y descubrirá mañana o quizá pasado, cuando nuevamente se mire en el cristal, cuando su preocupación por la imagen la impacienten, es que hay señales que no se borran; o lo que es lo mismo: uno no puede desgarrarse el alma.

miércoles, 15 de junio de 2011

El secreto de Sofía

Desde hace días lleva un anillo extraño. Sofía oculta de dónde lo ha sacado, pero presiento que no es suyo ni se lo han regalado. Acostado junto a ella observo que lo apoya con gran esmero y cuidado sobre la mesilla de noche. Diría que es de cristal cuando se lo quita, la siento más frágil y diminuta. Cuando duerme, sigiloso, me acerco al objeto que perturba mis sueños. Lo tomo: grabado en el interior aparece la palabra "Venecia". Entonces me acuesto y lloro, porque sé que Sofía ya me ha abandonado.

jueves, 26 de mayo de 2011

La máquina asesina

No hay tenazas ni armas que acorten la libertad de las palabras.
Aunque me amenaces, seguiré diciendo lo que pienso,
escupiendo a tu sombra.



Fuente: Amnistía Internacional

miércoles, 25 de mayo de 2011

Escritores argentinos

"-- Dicen que es poco argentino- comentó Martín.
--¿Qué podría ser sino argentino? Es un típico producto nacional. Hasta su europeísmo es nacional. Un europeo no es europeísta: es europeo, sencillamente.
--¿Usted cree que es un gran escritor?
Bruno se quedó pensando.
-- No sé. De lo que estoy seguro es de que su prosa es la más notable que hoy se escribe en castellano. Pero es demasiado preciosista para ser un gran escritor. ¿Imagina usted a Tolstoi tratando de deslumbrar con un adverbio cuando está en juego la vida o la muerte de uno de sus personajes? Pero no todo es bizantino en él, no vaya a creer. Hay algo muy argentino en sus mejores cosas: cierta nostalgia, cierta tristeza metafísica..."
E. Sábato., Sobre héroes y tumbas, edit. booket, p. 206
.


Párrafo del libro donde aparece J.L. Borges como personaje, un divertimento que le va a permitir a Ernesto Sábato hablar de la literatura del autor de Historia Universal de la Infamia, o Ficciones, entre otras. Una literatura preciosista, exacta, pura, pero tan formal y geométrica que asusta. Desde luego es un referente para todo escritor que se precie, aunque la hondura espiritual y existencial del reciente fallecido Sábato es difícilmente superable. Se abre la puerta: que entren las interpretaciones.

domingo, 15 de mayo de 2011

Confidencias sobre tres pares de patas









El día que el grillo le preguntó a Gregorio Samsa qué sintió al transformarse en insecto, éste contestó: nada, ni siquiera me di cuenta. Y levantando una antena añadió: todavía me pregunto por qué me miraban con tanta repugnancia si entre ellos y yo apenas había diferencias.

jueves, 28 de abril de 2011

La distancia

La mujer camina descalza por las avenidas de la muerte
y la voz del hombre le influye
porque lo ama...

...entre el silencio es nombrada,
desde la otra acera,
ella sonríe pero calla,
y de pronto siente el abrazo desde la distancia,
se estremece...

...la mirada del hombre es inquieta,
apremia atravesar el lugar,
pero muchos son los cristales que han de desangrarla...

sábado, 23 de abril de 2011

Las horas

El tiempo le persigue,
escondido por todos los rincones de la casa,
la tranquilidad, tan efímera y soñada,
escapa por el grifo,

sábado, 16 de abril de 2011

El arte de dormir

...anochece en tus ojos cansados,
mundo abandonado,
ahora,
siempre...

lunes, 28 de marzo de 2011

La isla

Tan solo lo importante permanece, claramente, intacto, en la memoria...

La marea sube. Me desborda y ahoga. Estoy sumergida en tus profundidades. En ella soy libre como el viento. Buscando la calma, he encontrado tu mirada atenta, penetrante, diáfana...

Mis nados o naufragios me han llevado a ti. Isla triste y soñadora. Lejana, solitaria, pero cálida como ninguna. Atravesarte ha sido lo mejor que me ha pasado. El vacío ha quedado muy atrás, casi ni lo recuerdo. Y la nada está rota en miles de pedazos. 


Sólo deseo amarte, darte un HONDÍSIMO ABRAZO, y decirte que estoy aquí, dispuesta a todo.